CONFORMAR JUNTOS LA USINA DEL PENSAMIENTO REFORMADO DESDE EL CONO SUR HACIA LATINOAMÉRICA - Convenio FTR-IPSA -

Las historias de la Iglesia Presbiteriana San Andrés (IPSA) – de Argentina- y de la Iglesia Presbiteriana de Chile (IPCH) han transcurrido de manera similar a cada lado de la cordillera de Los Andes, y Dios ha escrito en esa historia momentos de unidad y cooperación que han sido relevantes para su obra y para el pensamiento reformado en el Cono Sur. Es a partir de esta cercanía que surge el convenio de cooperación entre la Facultad de Teología Reformada y el Comité de Educación de la IPSA, que establece las voluntades en favor del fortalecimiento de la educación teológica reformada, confesional y de calidad en nuestra región, lo que anuncia un nuevo tiempo de ayuda mutua para la extensión del Reino de Dios.

 

El devenir de estás iglesias hermanas manifiesta rasgos comunes determinantes como ser obras que llegan a Sudamérica el siglo XIX de misiones extranjeras, de Estados Unidos la IPCh y de Escocia la IPSA, - Iglesia Presbiteriana Escocesa San Andrés para la colonia en Argentina- que enfrentan en sus historias la necesidad de ser obras nacionales y los avatares que conllevan los procesos eclesiales y la requerida visión misionera para esto; “Comparten también de manera muy marcada la misma confesionalidad, que es una base sólida; ambas son iglesias pequeñas, en búsqueda de las sinergias que ofrece el valor de la unidad”, señala el Director de la Facultad de Teología Reformada, Pbro. Felipe Villarroel, y agrega: “Este convenio reencuentra a estas dos iglesias hermanas y se plantea el avance de la teología en el Cono Sur, desde el presbiterianismo”.

 

En palabras del presbítero Leonardo Ossona, presidente del Comité de Educación de la IPSA y quien lo firma su representación “es interesante percibir el mover de Dios entre nuestras Iglesias, a destacar que el primer pastor para la obra en castellano, ordenado el año 1955, fue el reverendo Donald Yorston, para lo cual nos valimos del presbiterio de Chile, entonces existe una matriz de cooperación que hoy la moviliza la educación y la formación teológica. El aporte y vinculación con la IPCh es que ha sido un soporte donde la iglesia de la argentina ha encontrado los apoyos que necesitó en momentos importantes de su historia”.

 

Otro antecedente relevante es la llegada Dr. Oswaldo Fernández, pastor de la IPSA, el año 2008 para asumir la decanatura del Seminario Teológico Presbiteriano (STP) en Chile, quien el año 2002 había creado el Instituto Teológico San Andrés (ITSA) lo cual le dio el impulso y la visión de que el desarrollo que pudiera tener el STP sería a la larga también beneficioso para la iglesia en Argentina.

 

 

TRES EJES

 

El convenio plantea tres ejes de cooperación: el reconocimiento académico interinstitucional, el fomento para el desarrollo de investigación bíblico-teológica y las mismas condiciones de acceso entre los estudiantes de ambas iglesias.

 

En lo concreto estos buscan en primera instancia el reconocimiento en lo académico, por medio de la transferencia de créditos que faciliten la convalidación y complementación de estudios conducentes a graduaciones reconocidas en el entorno del ministerio eclesial de la IPSA. En segundo término, el intercambio y promoción de investigación bíblico-teológica, en que doctores, profesores o especialistas puedan sumarse como docentes de la Facultad, ya sea en postgrado o en pregrado, lo que el Director Villarroel destaca como “el capital de la IPSA para desarrollar en valor en la FTR”. Y el tercer punto es el acceso, que en lo administrativo implica que la FTR reconoce a los miembros de la Iglesia San Andrés como si fueran miembros del IPCh, pudiendo optar a las mismas consideraciones. “Deseamos que este entendimiento se articule, que sea un convenio vivo, que no sea letra muerta. En este sentido es que esperamos que la IPSA sea un sexto Presbiterio al que servimos, queremos alcanzar esa cercanía y esa consideración”, afirma Villarroel.

 

Para el pbro. Ossona “estas tres áreas son esenciales para la IPSA; la investigación conjunta no la estamos desarrollando, entonces es una oportunidad, la idea de ser una soga de tres dobleces con mayor fuerza, que nos permita hacer más pensamiento teológico. Y el punto muy importante, que seamos considerados un presbiterio más habla de una tremenda generosidad de parte de la Facultad, superar las distancias académicas y ser como instituciones iguales”.

 

CLAVES DEL CONVENIO

 

Para la FTR este convenio implica principalmente el fortalecimiento por medio de la incorporación de profesores y extender particularmente su oferta académica a los miembros de la iglesia hermana, en los tres niveles de estudios ofrecidos: el acceso al Magíster en Teología Misional que se imparte en convenio con el Covenant Theological Seminary,- con reconocimiento oficial de la ATS en USA-, lo que implica “avanzar en el desafío de reforzar el cuerpo docente con capacitación de postgrado; para la admisión de 2024 esperamos tener alumnos de la IPSA”, detalla el pbro. Felipe. Además enfatiza que en el seno de la Facultad se encuentra el STP, “donde no se pierde de vista la formación ministerial, en reflexión con nuestro contexto Latinoamericano; entonces lo que nosotros esperamos es estar al servicio de las necesidades de la IPSA”. Por este motivo destaca la visita que en noviembre próximo realizará una delegación de la Facultad a las sesiones del Presbiterio de San Andrés, la que tiene entre sus propósito “conocer más de cerca a la iglesia y cuáles son sus necesidades de formación, para ser capaces de articular una propuesta contextualizada”.

 

Se suma la opción de los diplomados de extensión, accesibles para la capacitación ministerial en estas áreas, sin apuntar necesariamente a estudios de pregrado. “Es muy relevante para nosotros tener este 2022 seis hermanos cursando los diplomados y además estar muy cerca de tener el primer graduado de Licenciatura en Teología, miembro de la IPSA”, agrega el Director Villarroel.

 

 “Para nosotros -señala el pbro. Ossona- este convenio tiene dos grandes aspectos relevantes: por una parte los asuntos más pragmáticos, como poder acceder a formación para nuestros ministros, ya que carecemos de un centro reformado local lo que es vital porque nuestros estudiantes no tienen contacto desde la academia con aspectos más específicos de la teología reformada en materias como liturgia, exégesis en clave reformada, entre otros”. El segundo aspecto lo define como “soñador” y cita las palabras del pastor Rev. Miguel Ángel Robles quien hablaba de “la oportunidad presbiteriana para Sudamérica y el mundo”, lo que trae a la actualidad el anhelo de “poder conformar juntos la usina del pensamiento reformado desde Sudamérica para el mundo, lo que no es un sueño inalcanzable, creemos que es un aporte trascendental para el quehacer y la producción teológica desde nuestros lugares. Estamos unidos por una matriz espiritual, desde el encuentro con la historia que nos ha juntado y la visión de lo que podremos alcanzar. Podríamos buscar apoyo en instituciones de otra envergadura, en países más grande, sin embargo Dios nos ha encontrado, y del mismo modo pueden añadirse nuestros hermanos presbiterianos en Perú, en Bolivia, en Uruguay, en Paraguay”, remarca el pbro. Leonardo.

 

Se extiende el horizonte y los sueños que se vislumbra alcanzar por medio de las sinergias entre ambas instituciones, cada una con sus propias historias de tensiones en este tipo de experiencias, sin embargo, el pbro. Villarroel y el pbro. Ossona coinciden en la valoración de las oportunidades, desafíos y riesgos que se toman, pero identifican el concepto clave que une a la IPSA y la FTR: la confesionalidad común como el factor que permitirá trabajar en confianza doctrinal, eclesial y espiritual, con certeza en las posibilidades.

 

 

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